Ayer vino la prima francesa y las tres han montado una verdadera revolución en el barrio.
Los hombres ya no van a trabajar, las mujeres vigilan desde sus balcones, la policía no para y la maquina de preservativos siempre tiene cola.
Las botellas de alcohol ruedan por la calle vacías y los camellos se tienen que turnar porque no dan abasto.
Hay gente que lo ha llamado la plaga de las primas y lo atribuyen a un castigo divino.
Estamos a la espera de que el sábado se nombre una nueva directiva del edificio, votaciones que muchos han calificado de proféticas ya que la anarquía es insoportable.
La radio habla de las primas cada dias ya que siembran el desconcierto y la indignación alla donde van.
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